MIS AMIGOS LOS LIBROS: La carretera (The road), por Ancrugon – Junio 2012

¿Cómo poder mantenerse fiel a la esperanza cuando todo a tu alrededor se desmorona?... ¿cuando el mismo planeta agoniza y la civilización que conocías ha desaparecido?... ¿cuándo encontrarte con un semejante puede costarte la vida y la única forma de estar algo seguro es en la soledad más absoluta?... Pues así es esta pequeña, pero intensa, novela, un verdadero canto a la esperanza en un mundo donde todo está en contra y donde incluso la vida parece querer abandonar…

Dos personajes sin nombre, “el padre” y “el hijo”, o “el hombre” y “el niño”, marchan sin tregua a través del paisaje más desolador que la imaginación pueda crear, una visión apocalíptica de la destrucción total, sin animales, ni plantas, ni tan siquiera la luz, apagada por una constante lluvia de ceniza que va cubriéndolo todo con una manto gris de muerte y donde los pocos seres humanos supervivientes tienen que recurrir al canibalismo para mantener latente su propia existencia y todo como resultado de un cataclismo inexplicable que destruyó toda civilización y cualquier atisbo de vida. Y en el centro de todo ello dos sombras unidas por el amor y el dolor pues la madre cayó en la desesperación y decidió abandonar su lucha suicidándose poco antes del comienzo de esta historia dejándoles en la mayor soledad.

El hombre, tras la muerte de su esposa, decide abandonar el hogar viendo que allí era imposible sobrevivir ante la llegada del invierno y pretende llegar hasta el mar, donde confía encontrar otras personas más amables y menos peligrosas y un lugar menos destruido y destructor en el que su hijo pueda crecer. Cargan sus mochilas y un carrito de supermercado con sus escasas pertenencias y se lanzan a la carretera siempre hacia el Sur. El hombre comienza a toser sangre y entonces descubre que su muerte está cercana e intenta por todos los medios enseñar al niño a defenderse de las amenazas constantes que le acechan y a saber buscar alimento por sí mismo.

Tienen un revolver, pero con sólo dos balas: una de ellas la utilizan en matar a un hombre en defensa propia y con la última le hace prometer al pequeño que  la utilizará sobre sí mismo antes de caer en manos de caníbales. En uno de los peores momentos de hambre, cuando están a punto de sucumbir, encuentran un búnker subterráneo repleto de alimentos en conserva, herramientas y otras cosas necesarias. Pero temen ser descubiertos y, tras unos días escondidos en él, lo abandonan y continúan con su viaje a lo largo del cual se encuentran escenas verdaderamente espeluznantes.

Llegan al mar, pero al contrario de lo que esperaban, la situación no mejora… Sin embargo me vais a permitir que no cuente el final para que seáis vosotros quienes lo descubráis leyendo este interesante libro que te atrapa y no puedes dejar con facilidad y en el que se alternan momentos de inusitada crueldad junto con otros de emotiva ternura.

La narración comienza in media res y al principio no sabemos muy bien lo que está ocurriendo ni por qué, eso lo iremos descubriendo a medida que avancemos en la lectura. Los dos protagonistas, al carecer de nombres propios, desempeñan la representación de una raza humana en declive y de una civilización desaparecida, pero poseedora de un coraje y un valor muy fuertes que les hacen sobrevivir y mantener la esperanza de encontrar la costa sur, un lugar más propicio para la existencia. Realmente no conocemos en ningún momento cuál es la causa de tan inmenso cataclismo, sin embargo todo apunta a una catástrofe nuclear que ha dejado el planeta en unas condiciones nada aptas para mantener la vida, pero a cada paso se nos van abriendo numerosas incógnitas que no aparecen solucionadas en la novela, por lo que la imaginación del lector debe trabajar para ir buscándoles explicaciones, lo que le da un carácter bastante plural al libro ya que admite diferentes lecturas.

Los personajes, a pesar de las situaciones por las que transitan, son cercanos, muy normales, naturales en sus reacciones, perfectamente trazados, incluso en sus contradicciones y llenos de emotividad. Simplemente son seres humanos que luchan por sobrevivir, y son valientes porque tienen miedo, y son crueles porque aman y defienden a los seres queridos.

El lenguaje es parco, sobrio, sobre todo en los diálogos, con frases cortas, escuetas y directas, pero se transforma en sombrío, incluso tétrico, en las descripciones tanto de los paisajes como de las personas. Un paisaje de destrucción y unas personas que se han convertido en alimañas, visto todo desde una carretera que no es más que un símbolo del futuro que le aguarda a nuestra civilización si seguimos empeñados en nuestra autoinmolación simplemente por el beneficio de unos pocos.


Según el propio autor, McCarthy, la idea original de la novela le vino en un viaje a El Paso, Texas, con su hijo, donde se imaginó la ciudad en un futuro de destrucción, con fuego en los cerros, todo derruido, y se vio a sí mismo y a su  hijo dentro de aquel infierno, donde, y repito literalmente sus palabras: "when everything's gone, the only thing left to eat is each other." (cuando todo se ha ido, lo único que queda para comer es el uno al otro). Aunque entonces tomó notas, no emprendería el proyecto hasta varios años más tarde, en Irlanda, y la dedicó a su hijo porque en el fondo había algo más que una simple novela de aventuras.

En conclusión, La carretera (The Road) es una cruel metáfora donde el camino representa el transcurso de la vida y, a pesar de todo, una declaración del amor que un padre, el autor, siente por su hijo y, en el curso de su lectura, esta fábula rompe el corazón de los lectores y les hace sentir inquietudes y emociones que en ciertos momentos incomodan por lo contradictorias que en ocasiones aparecerán frente a nuestra propia forma de pensar y, aunque pueda catalogarse como ciencia ficción, en realidad es una historia épica donde prevalecen las virtudes del ser humano y la lucha por la vida, pero todo ello descrito con un estilo realista que nos hace percibir los movimientos y las acciones de los protagonistas con una cierta normalidad cotidiana. Todo ello le ha hecho merecedora de varios premios, entre los que destacamos el Pulitzer de 2007.



EL AUTOR


Cormac McCarthy nació en Providence, Rhode Island (USA), el 20 de julio de 1933. Se le considera como uno de los mejores novelistas norteamericanos de la actualidad, siendo su primera novela El guardián del vergel en 1965. Tres años después editó La oscuridad exterior. Posteriormente le siguieron Hijo de Dios (1973), Suttre (1979), Meridiano de sangre (1985). En 1992 consiguió el National Book Award con Todos los hermosos caballos tras la que llegaron En la frontera y Ciudades de la llanura, que componen la Trilogía de la frontera. En el 2005 apareció No es país para viejos, llevada al cine por los hermanos Coen. Y finalmente su último éxito, La carretera, que fue editada el mismo año que la obra de teatro Teh Sunset Limited, en el 2006.


EN EL CINE


La carretera (The Road) fue llevada al cine por el director John Hillcoat con guión de Joe Penhall basado en la novela de Cormac McCarthy, en el año 2009, interpretando Viggo Mortensen el papel del padre y Kodi Smit.McPhee el del hijo. El argumento sigue bastante fielmente al libro y hay una serie de Flash-backs que van explicando las causas de la situación en la que se encuentran los protagonistas, la muerte de la madre, etcétera. Fue considerada la película más importante de aquel año, aunque luego, a la hora de reparto de premios, no tuvo demasiada suerte, tal vez porque se le considerara bastante cruda y dura.


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